El mal tino del SPI

El confuso incidente en donde perdió la vida la joven empresaria Gina García Eleta, se va transformando, conforme pasan los días, en un sumario contra el mal tino y la arrogancia del SPI.

Hay protocolos que los estamentos de seguridad deben seguir en situaciones como ésta.

Es una máxima general que, cuando hay rehenes, la prioridad es la vida del rehén.

Si del lado del SPI no había conciencia que del lado de los delincuentes había una rehén, y que la ultimaron por error, esto debía haberse informado públicamente desde los primeros días.

Llama mucho la atención el que uno de los delincuentes declarara que la joven García pedía a las unidades del SPI que no dispararan.

Tal vez se debiera restar credibilidad a dicha versión por causa de la fuente.

Pero lo que es un hecho palmario es que, mientras a los verdaderos asaltantes sólo se les hirió, a la joven García se le mata de un tiro en la espalda.

Ese mal tino no se espera de las unidades más entrenadas de la Fuerza Pública.

Mucho menos atinado es que, a esta altura, todavía no haya una declaración del Servicio de Protección Institucional (SPI) asignando responsabilidades y anunciando los correctivos que fueran necesarios.