Karate Do: ¿Arte marcial o deporte?
Karate Do: ¿Arte marcial o deporte?
A partir de mediados del siglo pasado, la popularidad de las artes marciales orientales se incrementó significativamente en occidente mediante el cine de acción, en especial entre las décadas de 1960 y 1980, gracias a reconocidos exponentes como Bruce Lee, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme, Jackie Chan, Jet Li y la lista puede continuar. En la década de 1990, posiblemente una de las mayores influencias que chicos y grandes tuvieron fueron series animadas como Dragon Ball y videojuegos de pelea como Street Fighter II; resultando ambas franquicias en un fenómeno cultural a nivel global.
Es comprensible que, niños y jóvenes se entusiasmaran con practicar artes marciales como el Karate Do, más aún si los padres de familia e instructores fomentan el espíritu competitivo, ya sea en la modalidad de kata (formas) o kumite (combate). Ante esto, surge la pregunta: ¿El Karate Do es un arte marcial o un deporte? De acuerdo con el Maestro Gichin Funakoshi, fundador del estilo Shotokan, este arte marcial moderno puede ser practicado por cualquier persona a cualquier edad y en cualquier condición, porque el objetivo primigenio, además de la defensa personal, es la mejora integral física, mental y espiritual del practicante (karateka), cultivando un estricto código de ética compatible con la mayoría de credos, basado en "buscar un carácter perfecto, ser leal, esforzarse, respetar a los demás y abstenerse de la violencia" (lema del dojo del Maestro Funakoshi).
Por otro lado, Maestros como Masatoshi Nakayama vieron en las competencias deportivas la oportunidad de popularizar el Karate Do, sirviendo como incentivo y para poner a prueba los conocimientos adquiridos por la persona; sin embargo, advirtió (al igual que el Maestro Funakoshi), el riesgo de enfocarse excesivamente en la competición deportiva y descuidar los fundamentos del arte marcial. Por ello, siempre se resalta que los tres pilares elementales son la técnica básica (Kihon), Kata y Kumite. Mediante la práctica y dedicación constante, se pulen las técnicas básicas, para luego integrarlas con ritmo y coordinación en secuencias que simulan combates contra varios oponentes, con aplicaciones para la defensa personal y el combate. Estos pilares son interdependientes entre sí.
El propósito de este análisis es porque, muchas personas aficionadas a los deportes de combate (boxeo, MMA, Kickboxing, entre otros), pueden concebir el Karate Do como un deporte más. Si bien tiene aplicaciones funcionales para el combate, es mucho más que un simple sistema de golpes y patadas. El verdadero artista marcial que sigue el camino (Do), practica la disciplina por un deseo de superación personal, bienestar consigo mismo y con los demás, siendo en sí una filosofía de vida. Participar en la competición deportiva está bien, a modo de medir capacidades con otros practicantes, autoevaluarse y ver si el arte marcial practicado es eficaz; sin embargo, en varios organismos se implementa la competición por puntos, sacrificando en ocasiones la eficacia técnica en favor de la vistosidad, pudiendo haber sesgo para privilegiar a competidores de los organizadores del torneo.
En conclusión, el Karate Do es un arte marcial, pero puede ser desarrollado como deporte mediante una reglamentación clara y honesta, además de enfatizar que no se compite contra un oponente, sino contra uno mismo para aplicar lo aprendido, superar el estrés generado por el oponente y el público, siendo los premios solamente un medio de reconocimiento, no la finalidad principal. Las artes marciales tradicionales (Koryu Budo) y modernas (Gendai Budo), siempre incorporan el combate en sus entrenamientos regulares, para desarrollar dominio técnico y autocontrol. Aquellas "artes marciales" fraudulentas cuyas "técnicas" son ineficaces en el combate, se les llama peyorativamente Bullshido (juego de palabras entre Bushido [Camino del Guerrero] y una palabra en inglés que significa tonterías o falso). En un próximo escrito, se brindarán más alcances al respecto.