Miedo a la autonomía
Aceptamos una mentira como verdad por miedo, por mantenernos en la cercanía del grupo. Somos capaces hasta de ir en contra de nuestros ideales, nuestros sentimientos y nuestras propias deducciones para mantener un perfil bajo. Nuestra conducta viene heredada del entorno que nos rodea.
El auge acelerado del uso de la red no solo fertilizará nuevas agrupaciones, sino que aumentará el tamaño y la unidad de las ya existentes, volviéndolas intocables e indestructibles. Foto: EFE.
¿Puede la opinión pública afectar nuestra percepción de la realidad?, ¿es nuestra impresión de lo real un garabato curtido por las creencias y suposiciones de los que nos rodean? Parece que sí. Asimilamos errores por el hecho exclusivo de no destacar. Aceptamos una mentira como verdad por miedo, por mantenernos en la cercanía del grupo. Somos capaces hasta de ir en contra de nuestros ideales, nuestros sentimientos y nuestras propias deducciones para mantener un perfil bajo. Nuestra conducta viene heredada del entorno que nos rodea. La ilusión de la individualidad, enfrentada a la realidad, desaparece como un espejismo. Somos animales de manada, en ella nos encontramos seguros, resguardados por el poder de la unión humana.
Solomon Asch puso esta teoría en práctica. En 1951 utilizó a 123 personas para un supuesto experimento oftalmológico. En grupos de ocho, les fue mostrando una serie de líneas para discernir cuál era la más larga. Siete de los integrantes y el científico eran conscientes de la investigación real. La víctima que desconocía la colaboración de sus compañeros veía como todos escogían la respuesta incorrecta, una y otra vez. A pesar de lo que tenían de manera clara frente a ellos, el 75% se mantenía fiel al grupo y elegían la que en su interior sabían que era un error. Temerosos de las represalias.
El miedo al ridículo, el pavor a destacar, mueve montañas en algunos sectores que prefieren mantenerse recluidos en la seguridad del colectivo. Repitiendo las equivocaciones cual altavoces para aparentar la homogeneidad de la manada. Es aquí cuando aparece la frase “Una mentira repetida mil veces se termina convirtiendo en verdad” y no por el hecho de la repetición, sino por la cantidad de personas que lo repiten. Es el grupo el que marca el estilo, los ideales y la agresividad en la defensa de sus integrantes. Cohesionados todos con la gruesa cadena del temor al destierro.
Esto suena y resuena en la actualidad. La peste postmodernista parece haber incrementado el poder de este síndrome. Las naciones virtuales, las agrupaciones digitales y la magnitud de una herramienta como el internet colapsó al individuo y le dio paso a la fría realidad de una amalgama de errores conjuntos. El poder de una conexión instantánea ha demostrado ser eficaz, pero, parafraseando a Umberto Eco, ha permitido a los tontos compartir unas ideas que antes quedaban resguardadas en la distancia. Ejércitos de ingenuos con formaciones tan cerradas que no permiten la entrada del contrario son la defensa de un asedio en el que los asediados y los asediadores son lo mismo. Reflejos idénticos. Marionetas conectadas por el mismo hilo.
Y es que las ideas e ideologías que se habían desechado en el pasado por ser nefastas han visto en este síndrome una revitalización. Enmarañándose en la mente de los más frágiles y convirtiéndolos en eslabones de la larga cadena de equivocaciones. La ventana de Overton y el síndrome de Asch parecen haber convergido en una aplanadora que ha traído de vuelta muchas de las teorías que ya se habían descartado.
La asimilación de los ideales de izquierda son un ejemplo de esta confluencia. La familiarización de un error ha vuelto a miles, sino a millones, en borregos. Repitiendo las mismas mentiras, las mismas falsedades y los mismos disparates para mantenerse cerca del núcleo de su grupo. Negándose a ser excluidos por destacar demasiado. Es la panacea del autoritarismo. El golpe de un déspota en potencia. Y, en el vaticinio más pesimista posible, el auge acelerado del uso de la red no solo fertilizará nuevas agrupaciones, sino que aumentará el tamaño y la unidad de las ya existentes, volviéndolas intocables e indestructibles.
Ganador del premio del Fórum de Periodistas.