¿Por qué Señor?
¿Por qué Señor no nos has borrado de la faz de la tierra? ¿Por qué Señor no nos has pulverizado y hecho añicos?
¿Por qué Señor?
¿Por qué Señor no nos has borrado de la faz de la tierra? ¿Por qué Señor no nos has pulverizado y hecho añicos? Si desde el comienzo de la creación te retamos, quisimos ser Dios, caímos en el pecado de la soberbia, y en total ignorancia y seducidos por la serpiente, nuestro propio ego inflado, quisimos ocupar tu lugar, hacer nuestras propias reglas morales.
Por qué Señor no has dicho" basta ya" y nos quitas la luz del sol, el aire que respiramos, y secas la tierra para que no produzca frutos y perezcan los animales, para que muramos de hambre y de frío, si nuestra historia es un reguero de sangre?
Caín ha estado presente en todos los siglos de vida humana asesinando tribus, razas, naciones, religiones, en nombre de dioses y pueblos llamados superiores, para extender dominios e imperios, e imponer sus creencias y medios salvajes de explotación, y crear nuevas esclavitudes.
Caín ha seguido actuando con su sed de sangre creando redes de tráfico de armas, personas, órganos, drogas, promoviendo más dolor y zozobra, luto y terror en las naciones. Caín ha creado estructuras políticas corruptas, haciendo que minorías insaciables de dinero roben a los pueblos, provocando más hambre y desconsuelo y mayorías marginadas y muchas miserias. Caín se las ha arreglado para promover sistemas económicos desviados del bien común y la justicia social, que protejan grandes capitales que queden en las manos de unos pocos, dejando a un lado a pueblos enteros del goce justo de los bienes de la creación. Y ha creado sistemas opresores dictatoriales que en nombre de ideologías ateas han sembrado la barbarie amputando las libertades en orden un futuro paradisiaco que nunca llegará.
Señor, tu creaste todo para que los seres humanos, tus hijos, viviéramos en paz y siendo solidarios, compartiendo los bienes de la creación de manera equitativa. Todo lo hiciste para que convocados por tu Espíritu Santo, como miembros del cuerpo de Cristo, fuéramos alabanza de tu gloria, creando un mundo justo donde reinara tu presencia en todas las culturas y religiones.
Todo lo hiciste bueno y santo. Y nosotros llegamos a trastornar todo, a profanar todo, a destruir la armonía y el orden creado, a cambiar lo natural por lo ficticio, y por eso el cambio climático, todos los vicios que destruyen al ser humano, los millones de abortos, el hambre en inmensas mayorías, confundir lo natural y sagrado que es el matrimonio con otro tipo de uniones y el desprecio a tu presencia. Pero yo sé, tu misericordia es infinita, tu amor es eterno, absolutamente más grande que todos los pecados de la humanidad. Tu amor es incondicional. Siempre nos perdonarás si nos arrepentimos. La que no nos perdonará, si seguimos así, es la naturaleza.
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