rumbos
El valle que atrae por su desarrollo urbano
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Gilberto Soto (gilberto.soto@epasa.com) / PANAMA AMERICA Mezclarse entre los 3.5 millones de habitantes que ocupan el Valle de Aburrá, en el departamento de Antioquia, es un periplo que pasma a cuanto extranjero decide pasar unas horas en algún sitio de aquella inmensa ciudad que en 1675 sus fundadores llamaron Medellín.En el ocaso, cuando la jornada diaria baja, la temperatura y los “tacos”(tranques) invaden la urbe.La cordillera central de los Andes en Colombia se ilumina para vigilar el descanso de la ciudad que crece por segundos y que a lo lejos semeja una gran mancha de ladrillos.Cortada por el río Medellín que fluye de sur a norte, los visitantes pueden recorrer la ciudad de extremo a extremo gracias a un moderno sistema integrado de transporte masivo que implementaron en 1995 y que gobiernos vecinos intentan imitar.El sistema comprende un recorrido de 64 kilómetros de distancia entre el metro, metrocable y sistema de buses que le permiten a los residentes y extranjeros recorrer la ciudad en cuatro direcciones sin mayor dificultad.El turismo gastronómico ofrece una variedad de recomendaciones, pero sin duda la bandeja paisa, compuesta por una variedad de carnes y picadas, no puede faltar para deleitar el paladar de los visitantes.Atrás quedaron las historias de terror en que la criminilidad era el mayor enemigo de la ciudad.La atención y calidad humana de los paisas es ahora el mayor atractivo que se acompaña del desarrollo de la ciudad.