El Río Chame: Un don de la Naturaleza
Publicado 2000/09/27 23:00:00
- Iván Castilla
Nos enfrentamos a mucha tensión antes del paseo, pero a pesar de ello poco a poco nos fuimos olvidando de todo y nuestro temor lo descargamos al río. Se trataba de un verdadero cambio algo diferente para el grupo que caminaba aguas abajo en despliegue continuo de energía para recorrer desde sus fuentes hasta el mar, el río más caudaloso de Chame.
MARAVILLA RECURRENTE
Naciendo en la división continental, en Sorá, el río Chame atraviesa un gran número de los corregimientos del distrito en más de 40 kms de largo. Acrecentándose durante la estación lluviosa, desciende desde la zona montañosa hasta llegar a las llanuras del corregimiento cabecera, donde finalmente desemboca en forma de estuario.
A pesar de la altura donde nace, la corriente no era impetuosa, ya que el río tiene orígenes nobles, naciendo en una serie de arroyos que forman la corriente principal muy cercana al poblado de Tosanto.
Se trata de una corriente no muy ancha pero limpia, con desfiladeros empinados y cubiertos de vegetación desde donde podríamos observar pequeños territorios en la montaña, tan alegados que apenas se podía llegar a ellos desde cualquier otra parte.
Son pueblos que se han visto separados del resto de las comunidades del distrito por valles inaccesibles rodeados de densos bosques, un verdadero paraíso para las personas de altos recursos que desean una casa veraniega en el aire fresco de las montañas o un retiro de fin de semana.
Caminamos hacia unos peñascos a la mitad del río donde el agua verdinegra formaba gran cantidad de espuma blanca, habíamos llegado al sitio donde el río recibe su primer afluente, el Dos Bocas que baja desde los poblados de Filipinas y Naranjal, sabíamos que esto era apenas una gota, en este gran flujo de emociones que nos esperaban.
Continuamos el viaje, los rayos del sol brillaban sobre el agua que se transformaba en un enorme espejo, llegamos a un promontorio de rocas desde donde podíamos ver una parte del río a unos 100 metros más abajo, nos detuvimos y disfrutamos del hermoso paisaje, donde el agua esculpe su lecho cada vez a mayor profundidad, desde allá arriba su corriente se veía tan apacible como una fotografía, nos encontramos cerca del poblado del Nanzal, específicamente en el lugar conocido como Los Cajones, el sitio de mayor potencial turístico que posee el río Chame en su curso alto.
Al finalizar el día ya estábamos cerca de La Huaca un pequeño caserío junto a la garganta del río, una escala importante en nuestro circuito, ya que ahí pasaríamos la noche.
Pronto ya estábamos despidiéndonos de La Huaca, nuestro hogar durante aquella noche, hacia mucho calor y el ambiente estaba muy húmedo y un nuevo afluente el Columbrero entraba en el río que se anchaba y cobraba algo más de velocidad, aunque corría mansamente con aguas algo profundas.
Sin pensarlo, a pocos minutos ya estábamos en bajo del Río, nos detuvimos para ver el paisaje que ofrece el puente, donde observamos unos 200 metros hacia ambos lados como el curso del río brillaba con un azul metálico. Detrás de las montañas se perdían en la distancia con sombras sucesivas en tonos gris y azul.
El río nos llevó a la vista de laderas montañosas cubiertas de escasa vegetación, por fin habíamos llegado a la desembocadura del río María, principal afluente del río Chame, donde se torna más oscuro, indómito y amenazador.
El río ahora en toda su plenitud, se acrecentaba por la descarga de agua de su afluente. Turbio y pardo el río perdía algo de su vistosidad por la gran cantidad de sedimentos que transportaba, seguimos adelante unos kilómetros más abajo hasta el poblado de Cabuya donde decidimos pasar la noche.
En su curso inferior, el río recibía un sin número de afluentes, pequeñas quebradas que depositan sus aguas y se perdían en el cause principal, en unas cuantas horas habíamos llegado a Chame donde gran parte de las áreas ribereñas del río ahora se han convertido en terrenos muy codiciados, metro a metro avanzamos y las turbias aguas se diluyen y adquieren un tono verde, el río se torna más oceánico y sus orillas se ensanchan hasta alcanzar unos 50 metros.
Al llegar a la desembocadura, finalmente el grupo descansó, el agua estaba algo tranquila así que decidimos tomar un baño. En ese momento, después de recorrer toda su longitud, hasta los campos bajos en Nueva Gorgona, el río Chame representó para nosotros un símbolo de fuerza, de recreación pero sobretodo de mucho encanto.
MARAVILLA RECURRENTE
Naciendo en la división continental, en Sorá, el río Chame atraviesa un gran número de los corregimientos del distrito en más de 40 kms de largo. Acrecentándose durante la estación lluviosa, desciende desde la zona montañosa hasta llegar a las llanuras del corregimiento cabecera, donde finalmente desemboca en forma de estuario.
A pesar de la altura donde nace, la corriente no era impetuosa, ya que el río tiene orígenes nobles, naciendo en una serie de arroyos que forman la corriente principal muy cercana al poblado de Tosanto.
Se trata de una corriente no muy ancha pero limpia, con desfiladeros empinados y cubiertos de vegetación desde donde podríamos observar pequeños territorios en la montaña, tan alegados que apenas se podía llegar a ellos desde cualquier otra parte.
Son pueblos que se han visto separados del resto de las comunidades del distrito por valles inaccesibles rodeados de densos bosques, un verdadero paraíso para las personas de altos recursos que desean una casa veraniega en el aire fresco de las montañas o un retiro de fin de semana.
Caminamos hacia unos peñascos a la mitad del río donde el agua verdinegra formaba gran cantidad de espuma blanca, habíamos llegado al sitio donde el río recibe su primer afluente, el Dos Bocas que baja desde los poblados de Filipinas y Naranjal, sabíamos que esto era apenas una gota, en este gran flujo de emociones que nos esperaban.
Continuamos el viaje, los rayos del sol brillaban sobre el agua que se transformaba en un enorme espejo, llegamos a un promontorio de rocas desde donde podíamos ver una parte del río a unos 100 metros más abajo, nos detuvimos y disfrutamos del hermoso paisaje, donde el agua esculpe su lecho cada vez a mayor profundidad, desde allá arriba su corriente se veía tan apacible como una fotografía, nos encontramos cerca del poblado del Nanzal, específicamente en el lugar conocido como Los Cajones, el sitio de mayor potencial turístico que posee el río Chame en su curso alto.
Al finalizar el día ya estábamos cerca de La Huaca un pequeño caserío junto a la garganta del río, una escala importante en nuestro circuito, ya que ahí pasaríamos la noche.
Pronto ya estábamos despidiéndonos de La Huaca, nuestro hogar durante aquella noche, hacia mucho calor y el ambiente estaba muy húmedo y un nuevo afluente el Columbrero entraba en el río que se anchaba y cobraba algo más de velocidad, aunque corría mansamente con aguas algo profundas.
Sin pensarlo, a pocos minutos ya estábamos en bajo del Río, nos detuvimos para ver el paisaje que ofrece el puente, donde observamos unos 200 metros hacia ambos lados como el curso del río brillaba con un azul metálico. Detrás de las montañas se perdían en la distancia con sombras sucesivas en tonos gris y azul.
El río nos llevó a la vista de laderas montañosas cubiertas de escasa vegetación, por fin habíamos llegado a la desembocadura del río María, principal afluente del río Chame, donde se torna más oscuro, indómito y amenazador.
El río ahora en toda su plenitud, se acrecentaba por la descarga de agua de su afluente. Turbio y pardo el río perdía algo de su vistosidad por la gran cantidad de sedimentos que transportaba, seguimos adelante unos kilómetros más abajo hasta el poblado de Cabuya donde decidimos pasar la noche.
En su curso inferior, el río recibía un sin número de afluentes, pequeñas quebradas que depositan sus aguas y se perdían en el cause principal, en unas cuantas horas habíamos llegado a Chame donde gran parte de las áreas ribereñas del río ahora se han convertido en terrenos muy codiciados, metro a metro avanzamos y las turbias aguas se diluyen y adquieren un tono verde, el río se torna más oceánico y sus orillas se ensanchan hasta alcanzar unos 50 metros.
Al llegar a la desembocadura, finalmente el grupo descansó, el agua estaba algo tranquila así que decidimos tomar un baño. En ese momento, después de recorrer toda su longitud, hasta los campos bajos en Nueva Gorgona, el río Chame representó para nosotros un símbolo de fuerza, de recreación pero sobretodo de mucho encanto.
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