Féminas aplican al hombre la Ley del Talión
Publicado 1999/09/16 23:00:00
- Yessika Valdés
Los hombres también lloran, los hombres también sienten, lo que sucede es que les da vergüenza mostrarse "débiles". Las mujeres han demostrado su fortaleza al admirablemente desempeñarse en múltiples roles al unísono. Ambos tienen derecho a sentir y a expresar lo que sienten. A ser fuertes cuando quieran y a ser débiles cuando así lo deseen. Sin embargo, por estereotipos sociales heredados, tradicionalmente hay un perfil de hombre y otro de mujer que están siendo revisados en toda clases de foros (de Derechos, de enfoque genérico, de aciertos y desaciertos sociales, de tradiciones vs cambios, de Justicia, Democracia y Paz).
Cuando de Derechos se habla, la mujer es entre las primeras en pedir la palabra para decir su verdad, cómo ha sido mancillada y marginada históricamente. Y cómo se está anotando conquistas en su búsqueda de mayor espacio social en un clima de justicia social. Pero, así como avanza en unos campos, retrocede en otros, aunque crea lo contrario. Este es el caso de la infidelidad, que antes se asociaba mayormente al hombre y ahora están casi parejos ambos sexos. ¿Qué ya era hora de que el hombre recibiera una cucharada de su propia medicina? Cuestión de opinión y de respeto a sí misma.
Sobre este tema entrevistamos a la Licda. Patricia Bonilla, quien estuvo de visita en nuestro país en calidad de expositora en el marco del recientemente celebrado 1er. Congreso Internacional de Psicología.
¿POR QUE SE CASA LA GENTE?
Lindos matrimonios. Luego, la soñada luna de miel. Hay quienes dicen que después viene la de hiel. Esto segundo sucede (más a menudo de lo que pudiera pensarse) cuando la pareja se casa sin amor y sin comunicación, sin un proyecto de vida común. Cuando predomina el deseo, cuando dicen que se quieren, pero no se aman. Cuando todo lo que se quiere es "cubrir apariencias, llenar expectativas sociales, culturales o familiares", según respondió nuestra interlocutora a las preguntas: ¿Por qué la gente se casa? ¿Por qué si parecían tan felices terminan haciendo de sus vidas un infierno y siendo infieles?
"Siguió diciendo que hay estereotipos sociales, que la mujer tiene que ser madre y el hombre que no se casa a cierta edad suele ser mal visto". Y, ni ella quiere que le digan "quedada", ni él que le pongan algún calificativo denigrativo, que afecte su masculinidad o lo coloque en situación dudosa. Con afecto, cariño y empatía, la relación en pareja puede funcionar, dijo, pero, se lamentó de que no siempre están estos ingredientes presentes.
En nuestra entrevista con la Licda. Bonilla, ella hizo énfasis en la importancia de educar a la población, desde temprana edad respecto a la relación en pareja, sobre los deberes y derechos individuales, del hombre, de la mujer, sobre lo importante que son el respeto y la sinceridad en toda relación, máxime entre dos personas que deciden compartir sus vidas y expectativas, pero sin sacrificar su integridad personal. Sin ser cosificados/as. Hablarles de que tanto los hombres como las mujeres sienten, lloran, padecen, tienen sueños, valen por sí mismos/as.
VENGANZA DAÑINA
Hoy por hoy si de cifras se trata, podría decirse que el 45% de las mujeres alguna vez han sido infieles, en cambio en el hombre esto es así en un 55% de casos. Esto de que es casi parejo, le preocupa a nuestra interlocutora. Pareciera ser que cada vez más mujeres son infieles porque llega un momento en que se cansan de ser vejadas, irrespetadas, burladas, de tantas mentiras. Y de hacer el papel de mártires. Y entonces, "en una especie de venganza, que resulta dañina para ellas, comienzan también a ser infieles".
ELLA LO TOLERA, EL NO
En él se acepta y a veces hasta se aplaude. En ella se censura. Ella puede vivir con la infidelidad (ella mantiene ese rol y dice que se queda con él pese a todo, "por mis hijos". El no. Es asunto de machismo. Pero, la propia sociedad tiene la culpa de este doble estándar: A el hombre infiel se le ve como el seductor y se le ve como el alegre, el caballero, el macho y a la mujer sólo se la identifica con epítetos peyorativos, tales como: "loca", "insaciable", o que tiene "fuego uterino".
NI BUENA NI MALA
Es el parecer de la psicóloga mexicana, que: "¡la infidelidad no es ni buena ni mala". Es, sencillamente, "una válvula de escape que logra mantener el equilibrio de la relación"..
Las causas de la infidelidad se pueden sintetizar en : insatisfacción, falta de amor y compromiso. Entonces, preguntamos, si la pareja (él o ella o ambos) tiene vacíos, busca en la infidelidad una salida: ¿Es mejor el divorcio, luego de hablar a "calzón quitado" y aclarar diferencias y dar por terminada, en paz, como adultos, esta relación enfermiza?, ¿o se recomienda más bien dirimir diferencias y tratar de salvar, por los hijos, el matrimonio? ¿O se les somete al calvario de saber que papá y mamá no se quieren, viven una mentira sólo por apantallar y por el temor a aceptar que fracasaron? "La infidelidad no es ni buena ni mala", reafirmó la fuente.
A mayor falta de comunicación en el matrimonio, más fácil se involucra uno de los dos en ese tipo de relaciones extramaritales. Porque, estar casados es más que vivir bajo el mismo techo, compartir el lecho y tener hijos.
Entre las metas en este enfoque genérico por el que tanto se aboga, la sociedad, puntualizó nuestra interlocutora, "debe incluir entre sus metas la de educar a la pareja con una visión de valoración de la persona por sí misma, por lo que vale y no educar a la mujer de forma distinta al hombre". Hay, por ejemplo, que enseñar al hombre a llorar, a verbalizar. "¿Por qué seguir cometiendo este error, por qué?", preguntó en voz alta, "si los dos aman y los dos padecen mientras viven".
IFIDELIDAD INVISIBLE
Hay personas que nunca aceptarán que han sido infieles a su pareja. Pero, de hecho son a veces más infieles que quienes lo gritan a los cuatro vientos o quienes son descubiertos en relaciones extra maritales. Se trata de la infidelidad invisible, según dijo la fuente. Esto sucede cuando la persona aunque no lo admita, sólo a sí mismo/a, siente que alguien, que no es su esposa/o, le atrae afectivamente. Pero esa/e alguien, según el criterio de quien es infiel mentalmente, no representa peligro porque físicamente no es barrera para que él/ella siga manteniendo una relación supuestamente saludable con su pareja, aunque en el fondo le sea infiel porque piensa es en esa otra persona. Pero, se escuda y justifica pensando que "no me acuesto con ella/él".
Otro aspecto interesante en esta conversación con la Licda. Bonilla fue que señaló que los hombres tienen más parejas que las mujeres. Y se jactan más de ser infieles, porque lo ven como señal de virilidad. Porque engrandece su ego. Ahora bien, agregó, "la mujer no lo dice, pero lo hace. Sus relaciones son más profundas".
¿Ama más la mujer?, le preguntamos: "No ama más la mujer que el hombre. Aman igual. Padecen lo mismo".
"Hay un tipo de amor del que hay que cuidarse y es el amor patológico, aquél en donde ella o él supeditan su existir al de la pareja. Esto implica un sentido de minusvalía, una necesidad afectiva no resuelta", expresó.
Precisamente producto de cómo juzga la sociedad la infidelidad según si el infiel es el hombre o si lo es la mujer (a él lo tratan con indulgencia a ella con dureza), cuando se descubre ésta, la mujer se angustia y busca cómo "taparla", mientras el hombre tiene un gran monstruo que se llama insatisfacción personal y le atribuye a la mujer muchas de las causas de esa infidelidad.
Hay escudos que utiliza la pareja para enmascarar sus insatisfacciones: ira, coraje, celos..., dijo la fuente. Asimismo, preguntada ¿a qué edad se es más infiel?, la especialista manifestó que "los jóvenes son menos infieles porque están enamorados del amor. La gente de años, de más de 60 vive del recuerdo, de lo que pudo hacer. Las personas de entre 35 y 50 años son las más propensas a la infidelidad".
MENTIRA SOCIAL
Qué lástima que el matrimonio para muchos sea sólo una forma de llenar expectativas sociales, de satisfacer necesidades sexuales y reproductivas, de mantener un "apellido" en sociedad, o de cumplir con una tradición impuesta, pero no sea el amor la piedra angular. La Licda. Bonilla añadió sobre el particular que: equilibrio, empatía y comunicación, son vitales en el matrimonio. Dijo también que hay que quererse a sí misma/o. Que aunque "usemos máscaras, hay que saber quitárselas", porque de lo contrario llegará un momento en que no se sabrá a ciencia cierta qué de lo que decimos y hacemos es por "cubrir apariencias", "por aceptación del otro/a, de los demás" y qué porque lo pensamos y sentimos realmente así.
Siguió diciendo sobre el mismo tema que: "Hay una forma de llevar esas máscaras para que sean funcionales y una vez que nos cansen tenemos derecho a abrirlas y a ser coherentes con lo que sentimos".
Además, aconsejó, "hay que renovar la comunicación con la pareja en estos momentos de crisis y hay que hablar, sobre qué te gustaría que hiciera por ti. Siempre que no se convierta en una relación patológica- de la media naranja. De dependencia. Hay que podar ese jardín que es lo que nos da la vida. Hay que sembrar esperanzas".
Cuando de Derechos se habla, la mujer es entre las primeras en pedir la palabra para decir su verdad, cómo ha sido mancillada y marginada históricamente. Y cómo se está anotando conquistas en su búsqueda de mayor espacio social en un clima de justicia social. Pero, así como avanza en unos campos, retrocede en otros, aunque crea lo contrario. Este es el caso de la infidelidad, que antes se asociaba mayormente al hombre y ahora están casi parejos ambos sexos. ¿Qué ya era hora de que el hombre recibiera una cucharada de su propia medicina? Cuestión de opinión y de respeto a sí misma.
Sobre este tema entrevistamos a la Licda. Patricia Bonilla, quien estuvo de visita en nuestro país en calidad de expositora en el marco del recientemente celebrado 1er. Congreso Internacional de Psicología.
¿POR QUE SE CASA LA GENTE?
Lindos matrimonios. Luego, la soñada luna de miel. Hay quienes dicen que después viene la de hiel. Esto segundo sucede (más a menudo de lo que pudiera pensarse) cuando la pareja se casa sin amor y sin comunicación, sin un proyecto de vida común. Cuando predomina el deseo, cuando dicen que se quieren, pero no se aman. Cuando todo lo que se quiere es "cubrir apariencias, llenar expectativas sociales, culturales o familiares", según respondió nuestra interlocutora a las preguntas: ¿Por qué la gente se casa? ¿Por qué si parecían tan felices terminan haciendo de sus vidas un infierno y siendo infieles?
"Siguió diciendo que hay estereotipos sociales, que la mujer tiene que ser madre y el hombre que no se casa a cierta edad suele ser mal visto". Y, ni ella quiere que le digan "quedada", ni él que le pongan algún calificativo denigrativo, que afecte su masculinidad o lo coloque en situación dudosa. Con afecto, cariño y empatía, la relación en pareja puede funcionar, dijo, pero, se lamentó de que no siempre están estos ingredientes presentes.
En nuestra entrevista con la Licda. Bonilla, ella hizo énfasis en la importancia de educar a la población, desde temprana edad respecto a la relación en pareja, sobre los deberes y derechos individuales, del hombre, de la mujer, sobre lo importante que son el respeto y la sinceridad en toda relación, máxime entre dos personas que deciden compartir sus vidas y expectativas, pero sin sacrificar su integridad personal. Sin ser cosificados/as. Hablarles de que tanto los hombres como las mujeres sienten, lloran, padecen, tienen sueños, valen por sí mismos/as.
VENGANZA DAÑINA
Hoy por hoy si de cifras se trata, podría decirse que el 45% de las mujeres alguna vez han sido infieles, en cambio en el hombre esto es así en un 55% de casos. Esto de que es casi parejo, le preocupa a nuestra interlocutora. Pareciera ser que cada vez más mujeres son infieles porque llega un momento en que se cansan de ser vejadas, irrespetadas, burladas, de tantas mentiras. Y de hacer el papel de mártires. Y entonces, "en una especie de venganza, que resulta dañina para ellas, comienzan también a ser infieles".
ELLA LO TOLERA, EL NO
En él se acepta y a veces hasta se aplaude. En ella se censura. Ella puede vivir con la infidelidad (ella mantiene ese rol y dice que se queda con él pese a todo, "por mis hijos". El no. Es asunto de machismo. Pero, la propia sociedad tiene la culpa de este doble estándar: A el hombre infiel se le ve como el seductor y se le ve como el alegre, el caballero, el macho y a la mujer sólo se la identifica con epítetos peyorativos, tales como: "loca", "insaciable", o que tiene "fuego uterino".
NI BUENA NI MALA
Es el parecer de la psicóloga mexicana, que: "¡la infidelidad no es ni buena ni mala". Es, sencillamente, "una válvula de escape que logra mantener el equilibrio de la relación"..
Las causas de la infidelidad se pueden sintetizar en : insatisfacción, falta de amor y compromiso. Entonces, preguntamos, si la pareja (él o ella o ambos) tiene vacíos, busca en la infidelidad una salida: ¿Es mejor el divorcio, luego de hablar a "calzón quitado" y aclarar diferencias y dar por terminada, en paz, como adultos, esta relación enfermiza?, ¿o se recomienda más bien dirimir diferencias y tratar de salvar, por los hijos, el matrimonio? ¿O se les somete al calvario de saber que papá y mamá no se quieren, viven una mentira sólo por apantallar y por el temor a aceptar que fracasaron? "La infidelidad no es ni buena ni mala", reafirmó la fuente.
A mayor falta de comunicación en el matrimonio, más fácil se involucra uno de los dos en ese tipo de relaciones extramaritales. Porque, estar casados es más que vivir bajo el mismo techo, compartir el lecho y tener hijos.
Entre las metas en este enfoque genérico por el que tanto se aboga, la sociedad, puntualizó nuestra interlocutora, "debe incluir entre sus metas la de educar a la pareja con una visión de valoración de la persona por sí misma, por lo que vale y no educar a la mujer de forma distinta al hombre". Hay, por ejemplo, que enseñar al hombre a llorar, a verbalizar. "¿Por qué seguir cometiendo este error, por qué?", preguntó en voz alta, "si los dos aman y los dos padecen mientras viven".
IFIDELIDAD INVISIBLE
Hay personas que nunca aceptarán que han sido infieles a su pareja. Pero, de hecho son a veces más infieles que quienes lo gritan a los cuatro vientos o quienes son descubiertos en relaciones extra maritales. Se trata de la infidelidad invisible, según dijo la fuente. Esto sucede cuando la persona aunque no lo admita, sólo a sí mismo/a, siente que alguien, que no es su esposa/o, le atrae afectivamente. Pero esa/e alguien, según el criterio de quien es infiel mentalmente, no representa peligro porque físicamente no es barrera para que él/ella siga manteniendo una relación supuestamente saludable con su pareja, aunque en el fondo le sea infiel porque piensa es en esa otra persona. Pero, se escuda y justifica pensando que "no me acuesto con ella/él".
Otro aspecto interesante en esta conversación con la Licda. Bonilla fue que señaló que los hombres tienen más parejas que las mujeres. Y se jactan más de ser infieles, porque lo ven como señal de virilidad. Porque engrandece su ego. Ahora bien, agregó, "la mujer no lo dice, pero lo hace. Sus relaciones son más profundas".
¿Ama más la mujer?, le preguntamos: "No ama más la mujer que el hombre. Aman igual. Padecen lo mismo".
"Hay un tipo de amor del que hay que cuidarse y es el amor patológico, aquél en donde ella o él supeditan su existir al de la pareja. Esto implica un sentido de minusvalía, una necesidad afectiva no resuelta", expresó.
Precisamente producto de cómo juzga la sociedad la infidelidad según si el infiel es el hombre o si lo es la mujer (a él lo tratan con indulgencia a ella con dureza), cuando se descubre ésta, la mujer se angustia y busca cómo "taparla", mientras el hombre tiene un gran monstruo que se llama insatisfacción personal y le atribuye a la mujer muchas de las causas de esa infidelidad.
Hay escudos que utiliza la pareja para enmascarar sus insatisfacciones: ira, coraje, celos..., dijo la fuente. Asimismo, preguntada ¿a qué edad se es más infiel?, la especialista manifestó que "los jóvenes son menos infieles porque están enamorados del amor. La gente de años, de más de 60 vive del recuerdo, de lo que pudo hacer. Las personas de entre 35 y 50 años son las más propensas a la infidelidad".
MENTIRA SOCIAL
Qué lástima que el matrimonio para muchos sea sólo una forma de llenar expectativas sociales, de satisfacer necesidades sexuales y reproductivas, de mantener un "apellido" en sociedad, o de cumplir con una tradición impuesta, pero no sea el amor la piedra angular. La Licda. Bonilla añadió sobre el particular que: equilibrio, empatía y comunicación, son vitales en el matrimonio. Dijo también que hay que quererse a sí misma/o. Que aunque "usemos máscaras, hay que saber quitárselas", porque de lo contrario llegará un momento en que no se sabrá a ciencia cierta qué de lo que decimos y hacemos es por "cubrir apariencias", "por aceptación del otro/a, de los demás" y qué porque lo pensamos y sentimos realmente así.
Siguió diciendo sobre el mismo tema que: "Hay una forma de llevar esas máscaras para que sean funcionales y una vez que nos cansen tenemos derecho a abrirlas y a ser coherentes con lo que sentimos".
Además, aconsejó, "hay que renovar la comunicación con la pareja en estos momentos de crisis y hay que hablar, sobre qué te gustaría que hiciera por ti. Siempre que no se convierta en una relación patológica- de la media naranja. De dependencia. Hay que podar ese jardín que es lo que nos da la vida. Hay que sembrar esperanzas".
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