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Los secretos de una Geisha
Ernesto Cedeño Alvarado - Publicado:
Nada más errado que decir que las geishas son prostitutas.Su misión en la comunidad japonesa no es la de vender sus cuerpos, sino su arte.Es más, ser "geisha" es ser artista, y por lo tanto, debían ser vistas como "obras de arte".Con estas reflexiones se trata de rescatar su reputación con la película "Memorias de una geisha", ganadora de tres premios Oscar y que se estrena hoy en Panamá.Al igual que en el best-seller mundial de Arthur Golden, en esta obra cinematográfica se narra, además de la clásica historia de amor, que la vida de las geishas anteriormente no era tan fácil como parecía.Sin derecho a enamorarse, casarse y tener hijos, su aprendizaje transcurría junto a la adquisión de una serie de deudas que debían cancelar una vez convertidas en geishas.Esto se lograba no sólo con la subasta y posterior venta de su "mizuage" o virginidad, sino también con el pago de los clientes, a quienes se limitaban a entretener únicamente a través del canto, la danza y la conversación.Es así como "Memorias de una geisha" refleja una especie de esclavitud oculta tras el glamour de los exquisitos kimonos, los elaboradísimos peinados y las gruesas capas de maquillaje.Eso mismo que sintió Ziyi Zhang, actriz que encarna en la película a Sayuri, cuando leyó "Memorias de una geisha", lo experimentamos al leer la misma obra.¿Quién diría que este libro, que figuró por dos años en la lista de best-sellers de The New York Times, que vendió más de 4 millones de copias en inglés y que fue traducido a más de 32 idiomas, fue escrito por un hombre? Menos aún, tratándose de un norteamericano, que efectivamente relata detalladamente la cultura japonesa, hasta entonces muy poco conocida.Según dice en el libro, "Memorias de una geisha" relata las vivencias de la legendaria Nitta Sayuri, quien un buen día de su vejez, e instalada plácidamente en el piso 32 de las Torres Waldorf de Manhattan, aceptó contarle su historia a Jacob Haarhuis, catedrático de japonés de la Universidad de Nueva York.Al parecer, esta traducción del profesor Haarhuis se pasó a las manos de Arthur Golden, quien abrió las puertas de ese mundo lleno de misterios.Sin duda, a lo largo de la obra Golden logra que el lector olvide su sexo, y en su lugar, hace uso de una singular forma para describir cada detalle y acontecimiento.Por su parte, si nos remitimos a la película dirigida por Rob Marshall, y que se estrenará hoy en las salas de cine de Panamá, podemos decir que esta cinta procura ser lo más fiel posible a la historia contada en la novela de Golden.No obstante, es tanto lo que acontece, que obviamente una gran cantidad de sucesos se quedan en la edición, sin que esto implique mayor incidencia en la esencia del relato.Pero si de cambios se trata, quizás los arreglos más significativos de la película están en el aspecto visual, con personajes que parecen menos crueles de lo que son, e incluso, hasta más agradables a la vista.Aún así, "Memorias de una geisha" es una historia no sólo de interés cultural, sino también humano, que aborda el amor, el valor de la amistad y las aspiraciones.A lo conmovedor de la historia se suman la hermosa ambientación, su exquisito vestuario y lo mejor..lo mucho que se aprende de las geishas y de la cultura japonesa.Por ello, si usted no se ha leído esta obra, no deje de hacerlo.Ya sea que vea la película primero o después, la historia le encantará.