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Costumbres de antaño que se han perdido
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Marisín Villalaz de Arias (opinion@epasa.com)Cómo han pasado los años, este es el nombre de una hermosísima canción que ha estado de moda y llena el corazón de muchos mayores al escucharla.Tal vez a los jóvenes no les diga mucho porque no han tenido el tiempo para vivir y rememorar.No quiero decir que el tiempo de antes fue mejor o peor, porque habría que hacer un análisis equilibrado para saberlo.Pero ya los niños no juegan juegos de antaño como el escondido, correr, rayuela, etc., que nos permitían hacer bastante ejercicio y casi no había obesos.Hoy, el entretenimiento principal es chatear, hablar por celular o usar la computadora, sentados o acostados haciendo vida sedentaria y convirtiéndose en obesos.Recuerdo y todavía lo practico, el respeto a los mayores.Si bien es cierto que tal vez era exagerado porque no podíamos contradecir ni dar nuestra opinión, ahora se ha invertido en tal forma que nos hemos ido al otro extremo.Solo tenemos que escuchar comentarios de padres a quienes sus hijos han llamado a la policía porque consideran que los han maltratados por darles una reprimenda.Pero los medios de comunicación son los que pasan continuamente los números a los que llamar.Señores, no podemos dejar a los niños a su libre albedrío porque harán exclusivamente lo que ellos quieren y eso es incorrecto.Los padres estaban pendientes de la escuela y los problemas de sus hijos.Hoy ven la televisión o trabajan en exceso y no tienen el tiempo disponible para poner atención cuando sus hijos quieren hablarles.Anteriormente, era un orgullo ser honestos y trabajadores.No digo que no había corrupción, pero no al nivel de ahora.Si tenías una empleada, podías dejar lo que quisieras a su alcance que allí aparecía.Hoy priva el juega vivo y la deshonestidad a todo nivel.Son muchos los que buscan coima, los que inventan y mienten descaradamente, los que archivan o hacen desaparecer documentos esperando coima porque el dinero se ha convertido en el factor principal de la vida cotidiana y el consumismo y la fastuosidad han ocupado el lugar de la sencillez de antes.Si nacía un niño, lo más que lucíamos eran las sabanillas y la sábana que usaba la mamá.Hoy existe una competencia para ver cuál nacimiento es más pomposo y se gastan más dinero en exhibiciones ridículas.Antes se usaba el don y doña o señor y señora; hoy nos llaman mami, reina o corazón personas que no hemos visto jamás en la vida.La cultura casi no existe, así como el verdadero amor por la patria.Escucho a algunos políticos prometer y prometer para luego, cuando están en el poder, solo meter y meter en los bolsillos.Son una minoría los que sienten de veras ese amor para el bienestar de los pobres sin regalarles todo.Antes, si el viento y la lluvia te llevaban el techo, el gobierno no aparecía y cada uno veía cómo se las arreglaba.Hoy, todos “exigen” las dádivas de los gobiernos porque se han acostumbrado a no saber solucionar sus problemas para que otros se los resuelvan.Así tampoco es la cosa.Cuando un hombre enamoraba a una muchacha era conversándole al oído, dándole un ramito de flores y demostrándole su inclinación con respeto.Hoy se hace por celular, bailando a un metro de distancia una música poco romántica y atractiva para conquistar a alguien.Por eso es que los matrimonios duran poco tiempo, porque pronto se les pasa la atracción física que lograron con poco romanticismo y mucho de modernismo.¿Y qué nos dicen de los años que van pasando irremediablemente sin poder detenerlos? Cuando se es joven se puede recordar fácilmente las diligencias por hacer, los colores de la bandera y qué significa nuestro escudo (si es que lo han aprendido).Hoy tal vez decimos que la bandera tiene color verde y los jóvenes se ríen de nosotros.Cuando alguno de ellos olvida algo, solo le digo: bienvenido al grupo y me río yo también.Pero la experiencia que hemos adquirido a través de los años nadie nos la quita y solo pienso qué será de ellos si llegan a nuestra edad.Quisiera continuar, pero el espacio no me lo permite y la memoria tampoco.Analicen lo que les digo.