La incapacidad de reconocer que erramos, nos ciega

Esta ceguera representa claramente lo que sucede en nuestro país, ya que han pasado dos semanas y media y siguen las protestas, los disturbios y la inconformidad del pueblo panameño por el alto costo del combustible, el alto costo de la vida, la canasta básica por las nubes, la educación por el piso, la corrupción en su más alta expresión y un aumento de la planilla estatal desmedido e imposible de pagar con recursos propios.

En una mesa de negociación que se realizó hace unos días, el Gobierno se comprometió a congelar el precio de la gasolina en B/. 3.30, sin embargo, obligando a mostrar la cédula, obliga a hacer que las filas sean extremadamente largas. Lo que realmente no se entiende es por qué tenemos que perder tanto tiempo para mostrar la cédula si el precio es el mismo para todos.

Ellos, en su pequeño mundo, se creyeron que con esa negociación se acabó el problema, y pues no, resulta que manipularon unos pocos para que firmaran un acuerdo que solamente se enfocaba en el precio del combustible, cuando los problemas del país no son solo el combustible, sino también el alto costo de la vida que está por las nubes. Eso, sin mencionar el despilfarro del presupuesto de la nación en incrementos de la planilla estatal.

El presidente Cortizo anunció que se reducirá a un 10% la planilla del Estado, cuando la verdad sabemos a ciencia cierta que este es un problema tan sencillo de resolver como eliminar las botellas y eliminar todos los puestos que se han inventado en cada Gobierno. Evaluando la necesidad de los puestos, consolidando las responsabilidades y asignaciones, eso reduciría la planilla en un 30%.

Pero la incapacidad de los que nos gobiernan, de aceptar que lo están haciendo mal es tanta, que creyeron que congelar el precio del combustible a 3.35 es todo y ni siquiera han presentado propuestas para todo lo que está mal, porque simplemente no razonan sobre las cosas que están gravemente mal en el país.

La gente, los gremios, los indígenas y todo el mundo seguirá en las calles hasta que empiecen a entender todo lo que tienen que solucionar: empezando por la educación, el acceso a medicamentos, la salud, la inseguridad, la comida... y aquí podríamos seguir.

Es importante que nuestra voz se escuche, y muy fuerte, porque podemos permitir que nuestro país se destruya por la mentalidad de unos cuantos a los que les creímos sus propuestas y los pusimos allí. Y tenemos la oportunidad de dejar claro que no queremos que se vuelvan a sentar en esos puestos.

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