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Vamos a ser ricos
Redacción/ - Publicado:
En la historia de la humanidad siempre, como una constante, ha existido ese deseo de las riquezas, de acumular y de tener.Crímenes espantosos, intrigas y robos se han dado en la historia del hombre por acumular riquezas.Y el hombre por acumular dinero es capaz de cruzar mares y de realizar obras intrépidas.Siempre se ha visto que, en cuanto a riqueza se refiere, el hombre ha luchado, se ha desesperado, y aún hasta ha muerto para conseguir riquezas.¡Qué deseo más potente en el hombre! ¡Qué deseo más intenso el de querer tener y acumular muchísimo! Y ese deseo, llevado al extremo, ha hecho del hombre un ser vicioso del dinero, un ser idólatra de las riquezas.Hoy queremos tocar ese deseo suyo, transformarlo, canalizarlo, elevarlo a algo mucho más sublime y maravilloso.Hoy varmos a referirnos a un oro precioso, a una plata finísima, que usted puede acumular día y noche.Y esa plata finísima, ese oro maravilloso, del cual usted puede convertirse en un acumulador grande y capitalizador, es el oro del amor.¿Dónde está el amor? ¿Dónde está que muchas veces no lo encontramos? El amor está en cada esquina de su popia vida, en cada momento importante de su existencia.El amor lo tiene en cada situación en la que se encuentre, con el amigo y con el que dice no ser amigo, con el familiar y con el extraño, con el campesino y con el obrero, con el jefe y con su empleado, con Dios que lo tiene en cada momento y que lo lleva muy dentro y con usted mismo.Busquemos el amor y seamos ricos.¡Cuántos hombres y mujeres de manera ilícita e inmoralmente consiguen dinero a manos llenas, por todas partes! Son ricos en la tierra, ¡pero qué miserables y pobres son en verdad ellos! ¿No será usted así? No le prohibimos jamás, ni lo hace el Evangelio, que trabaje y que tenga dinero.El trabajo es fundamental y Pablo dice que aquel que no trabaja, que no coma.No nos referimos a eso.Nos referimos a lo que Jesús llama "el rico" en el Evangelio, a aquella persona que pone todo su corazón en el dinero y que cree que es feliz acumulándolo, solamente teniendo dinero.Ese no podrá entrar en el reino de los cielos."Rico", en el Evangelio, es aquel que pone todo su corazón para acumular riquezas, sean muchas o pocas, no importa.En cambio, "pobre de espíritu" en el Evangelio, es aquel que teniendo mucho o teniendo poco no pone su corazón en eso.Vamos a ser ricos, pero el tesoro que vamos a acumular es el tesoro del amor y lo encontramos en la amistad.Si usted cultivara auténticas amistades y dedicara tiempo de su vida a dialogar con buenos amigos, a conversar, a experimentar ese cariño que brinda el buen amigo, y si también usted fuera sincero, manifestará la verdad, y en la amistad diera mucho aprecio y mucho amor, ¡qué gran tesoro tendría usted en su corazón! ¡Sería millonario!También usted puede cultivar el amor en su vida familiar, en ese tramo continuo y maravilloso con sus hijos, en ese tiempo que usted invierte en esa criaturas, en esos abrazos calurosos, en esos besos en la frente...¡qué tesoro más grande en su corazón! Y con su esposo o su esposa, puede cultivar el amor en esos ratos íntimos, de cariño y ternura, ratos de conversación y de amor, ratos en los que usted se va haciendo millonario.Usted nació para ser rico en amor.Y también también usted tiene que ser rico en solidaridad, unirse en las causas nobles, dar de su tiempo (en asociaciones, en comunidades, en grupos parroquiales, de beneficencia, etc.) Tiene que lanzarse a una causa noble, sin ningún interés material ni económico, ser solidarios con los hombres y mujeres que luchan por esas causas.Así va acumulando también tesoros grandes y maravillosos en su corazón y eso nadie se lo podrá quitar jamás.Es increíble lo que se siente cuando uno sirve y cumple con el deber señalado en el trabajo, en la política, en la economía, en la familia, en la religión.Cuando usted en verdad se convierte en una persona responsable, cuando usted cumple con la palabra y es capaz de dar la vida por la palabra que usted ha comprometido, cuando usted se siente contento por el deber cumplido, ¡qué gran tesoro! que nadie jamás se lo podrá arrebatar de la mano.¡Qué gran tesoro el del heroísmo! Hay personas maravillosas que se entregan a grandes causas con tan alto nivel de heroísmo.En la historia de la Iglesia han existido hombres heroicos y en la historia de los pueblos y en cualquier tipo de situación política, etc., hombres heroicos que se han dado, que han sido mártires por sus causas, sean estas de la fe, sociales, económicos o políticas.En fin, el heroísmo es una manera de capitalizar mucho oro, el oro del amor.Las personas que se entregan maravillosamente por ideales nobles son auténticos millonarios, riquísimos todos ellos, así como aquellos que aman a Dios, los que viven arrodillados ante Dios, entregados a El, acumulando ese amor de Dios en sus almas, y que experimentan su ternura y paternidad.Si usted se lo propone puede ser un auténtico millonario en el amor, porque Dios está con usted y ¡Con Dios usted es...invencible!