Francia
Robo magistral en el Louvre, a plena luz del día
- París, Francia / EFE
Fue ejecutado por cuatro personas a las 9.30 de la mañana del domingo, hora local. Se llevaron varias joyas de la corona francesa.

El museo ubicado en el corazón de París, es el más visitado del mundo. Foto: EFE
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El comando de ladrones que entró este domingo en el museo del Louvre estaba formado por cuatro miembros que inicialmente robaron nueve joyas «de un valor incalculable», pero perdieron en su huida una de ellas, la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, según la fiscal de París, Laure Beccuau.
«Todo esto muestra una preparación», señaló Beccuau en una entrevista al canal BFMTV en la que aunque no quiso descartar que se trate de una operación de injerencia extranjera, puntualizó que «no es la hipótesis privilegiada».
Como escenarios más probables, la responsable de la investigación señaló que el robo puede tener su origen en un encargo de un coleccionista, pero también puede ser para vender por separado las piedras preciosas que contienen las joyas.
Las piezas estaban en dos vitrinas de la galería Apolo del museo parisino, una conocida como la de los diamantes y otra que contenía joyas del Segundo Imperio y en esta última estaba la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española del emperador Napoleón III.
Entre lo que se llevaron los ladrones está la diadema de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; un collar del conjunto de zafiro de las mismas reinas; un pendiente de ese mismo conjunto; un collar de esmeraldas de la reina María Luisa; un par de pendientes de esmeralda de María Luisa; un broche; una diadema de la emperatriz Eugenia; y un broche de la misma emperatriz.
Beccuau señaló que los cuatro ladrones, que iban con la cabeza cubierta para no ser identificados, llegaron hasta el flanco sur del Louvre, junto al río Sena, a las 09.30 de la mañana hora local (02.30 hora de Panamá) con dos motos y con un camión equipado con un montacargas de los utilizados para las mudanzas, con el que dos de ellos subieron hasta el primer piso, hasta la galería de Apolo.
Llevaban discos para cortar con los que hicieron un boquete en el cristal de una de las puertas balconeras y una vez en el interior también los utilizaron para romper las vitrinas dentro de las cuales estaban las joyas y para amenazar a los guardianes del museo, que cumplieron con las directrices de la organización y evacuaron a los visitantes de la sala para que no corrieran ningún peligro.
Una vez sustraídas las joyas, los delincuentes huyeron en las dos motos siete minutos después de haber llegado. Antes de eso, intentaron incendiar el camión, sin conseguirlo, y lo abandonaron junto al Louvre.
La fiscal, que no quiso dar ninguna información sobre si los investigadores tienen pistas del paradero de los ladrones, señaló que se está investigando el origen del vehículo, que bien pudo haber sido alquilado con una identidad falsa o robado.
El museo estuvo cerrado durante todo el domingo para permitir el trabajo de la policía científica, que había terminado su trabajo al final de la jornada.
El senador comunista Ian Brossat, denunció que el Gobierno no hubiera hecho caso de las advertencias que habían lanzado los empleados del Louvre, que el pasado 16 de junio organizaron una huelga sorpresa para alertar sobre la falta de personal, sobre todo en la seguridad.
Brossat, que se quejó de que la ministra de cultura parezca haber descubierto el problema, hizo notar que en los últimos cinco años la plantilla del museo se ha reducido en 200 personas.
La ministra de Cultura de Francia, Rachida Dati recordó que Francia es un país con un gran patrimonio histórico de un gran valor, y eso ha hecho de sus museos objetivo de los delincuentes y ése es un problema «antiguo» en el que se estaba trabajando también en el Louvre, que había pedido una auditoría de seguridad a la Prefectura de Policía.
El último robo en este museo situado en el corazón de París se produjo en 1998, cuando se sustrajo en pleno día un cuadro del pintor francés Camille Corot que no ha aparecido.
Pero el más famoso de todos fue el que cometió el 21 de agosto de 1911 un obrero italiano, Vincenzo Peruggia, que se llevó La Gioconda, según explicó por patriotismo. El cuadro de Leonardo da Vinci se recuperó en 2013, después de que el ladrón se puso en contacto con un marchante de arte.
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