Unión y esperanza
La desesperanza y ansiedad se está apoderando de los ciudadanos. Hay cientos de miles que no ven una luz en el camino, pero con la esperanza de un mañana mejor. Los abuelitos están pasando muchísimo trabajo. Todos los hogares están cada vez más recargados, pues los familiares no tienen cómo cuidarlos y atenderlos.
El Hogar Bolívar es vivo ejemplo de eso. Las donaciones cada vez son más escasas, hay muchísima necesidad de parte de los abuelitos abandonados sin recursos. Foto: Cortesía ACP.
Es una ocasión jamás vista, pero que tiene ribetes de esperanza, y, sobre todo, confianza en Dios.
Vivimos momentos jamás experimentados, por lo tanto, debemos vivir momentos de gran unión, pues, solamente en la unión, está la fuerza.Nos unimos en la Cruzada Civilista, con ánimo, esperanza y fuerza. Podemos hacer lo mismo por una causa extremadamente urgente y grave para nuestra nación.
La desesperanza y ansiedad se está apoderando de los ciudadanos. No podemos permitir que siga avanzando. Podemos remediarlo con hechos concretos.Hay cientos de miles que no ven una luz en el camino, pero con la esperanza de un mañana mejor. Y ni qué decir de la gran falta de organización por la entrada de migrantes al país.
Hay un denominador en común, que, al implementarlo, todo puede cambiar, y es la solidaridad. En tiempo prehistórico, todo era comunitario. Por qué, si ahora amerita una acción comunitaria, no lo podemos volver a hacer. Nos unimos en la JMJ. Podemos hacerlo, dejando a un lado ese gran virus de interés personal. Ya basta de sacarle provecho a todo.
Ya no se trata de acumular y acumular. Se trata de una humanidad que necesita del otro. Que solamente unidos, podemos vencer el flagelo que se ha impuesto en el mundo entero.Pero, ¿estamos dispuestos a ceder, por el bien de los demás? Tenemos que hacerlo, es la única manera de salir adelante.
Los niños y las futuras generaciones se lo merecen. Los abuelitos están pasando muchísimo trabajo. ¿Vamos a dejarlos abandonados, como carga pesada? Todos los hogares están cada vez más recargados, pues los familiares no tienen cómo cuidarlos y atenderlos.
El Hogar Bolívar es vivo ejemplo de eso. Las donaciones cada vez son más escasas, hay muchísima necesidad de parte de los abuelitos abandonados sin recursos. ¿Vamos a abandonar a todos aquellos compatriotas que han perdido sus empleos, y que sienten desesperación?¿Somos personas que llevaremos en nuestras conciencias semejante peso? ¿O daremos un paso adelante, y vamos a decir Sí, somos solidarios y cada uno dar nuestro granito de arena por el otro?
Dios nos ha dado libre conciencia para el bien y para el mal. Demostremos al mundo que sabemos cumplir con nuestro ejemplo, y demos el primer paso, chiquito o grande, según nuestras posibilidades, pero demos el paso.
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No nos quedemos rezagados cruzados de brazos. Cada uno tiene algo que aportar. Cada uno tiene simplemente un pedacito de terreno donde sembrar y compartir, ropa que no necesita, una sonrisa para alegrar, una llamada a aquel abuelito, estar al tanto de su vecino, ayudar a sus empleados y guardias de seguridad, conserjes y tantísimas otras cosas pequeñitas que se pueden hacer, pero que, al que lo necesita, lo es todo.
Hagámoslo, no lo pensemos. ¡Ánimo!
Jubilada.
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