Venezuela y Cuba, coincidencias entre pueblos
Al finalizar la Junta Patriótica, asume el gobierno el partido Acción Democrática, y las expectativas populares se vieron defraudadas, mientras se observaba el desarrollo y proyección en la nación cubana, hermana vecina en el continente.
Las organizadas e incuestionables elecciones venezolanas ganadas con amplitud por Nicolás Maduro, como se esperaba, son inaceptables para el Grupo de Lima que cantó al unísono con la OEA. El presidente electo hizo referencia a Hugo Chávez con relación al evento político, orientando que ese era el camino venezolano, porque el maestro y líder le había confesado la madurez del pueblo, alcanzado desde los tiempos en la lucha anticolonialista, crecida con el 23 de Enero. En febrero del año 1958, llegamos a Caracas procedente de Panamá, como representante del Directorio Revolucionario de Cuba. Alcanzamos las mismas impresiones señaladas por Chávez.
Acompañamos a Fidel Castro en su primer viaje al exterior, agradeciendo el apoyo de la Junta Patriótica por las armas enviadas desde Venezuela a finales de su ofensiva contra la dictadura cubana, que se mantuvo por siete años, a costa de una política sangrienta. Habían culminado casi al unísono ambos movimientos revolucionarios. Esta coincidencia se reflejó en nuestros pueblos, se inició un verdadero acercamiento político, ideológico, social, definitivo.
Al finalizar la Junta Patriótica, asume el gobierno el partido Acción Democrática, y las expectativas populares se vieron defraudadas, mientras se observaba el desarrollo y proyección en la nación cubana, hermana vecina en el continente.
Un personaje político venezolano, el periodista Fabricio Ojeda se proyectaba en aquella realidad, resultó asesinado por los enemigos de la naciente revolucionaria suramericana.
Así las cosas, mantuvimos personalmente la mejor relación posible con Venezuela. Recibimos en La Habana un grupo numeroso de maestros venezolanos, organizado por Félix Adam, director de la Oficina de Educación de Adultos, quien anteriormente nos consiguió la entrevista con el coronel Hugo Trejo, subjefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
Solicitamos apoyo con armas y pertrechos para la Revolución Cubana. Este digno militar, uno de los oficiales clave para la destitución del dictador Pérez Jiménez, nos respondió que estaban recibiendo fusiles belgas, por tanto, nos podían ofrecer el armamento norteamericano, dado de baja. Lo antes posible obtuve la entrevista, acompañado de la madre de nuestro mártir Joe Wesbrook, con el contraalmirante Wolfan Larrazábal, presidente de la Junta Patriótica de Gobierno, a los efectos de su autorización para el envío. Recibimos la misma respuesta positiva.
Finalmente notificamos al delegado del directorio en el exilio, José Alberto Naranjo. Este apoyo llegó a manos de Fidel en la zona oriental de Cuba, al pie de la Sierra Maestra. A pesar de mis relaciones personales con Fidel, jamás le informé de mi trabajo en Caracas.
Arquitecto y escritor.