variedades
El muralista del pasado
Grace Kelly Chi - Publicado:
Caminando por las calles del Casco Viejo de la ciudad encontramos algunas pinturas en formato gigante.Estas están pintadas sobre hojas de zinc que rodean la construcción que se hace en el espacio del antiguo Hotel Central.A simple vista pensaríamos que son cuadros gigantes, pero al verlos en exteriores los convierte en parte de una decoración moderna, que nos traslada con la imaginación a un escenario en que nosotros mismos somos parte de la creación, y el arte se vuelve parte de nuestro ambiente.En realidad, el tamaño de la pintura es lo de menos, nos explicó el autor de uno de estos murales de Catedral, Carlos Rojas, pintor de 36 años, quien creó la obra titulada: “Morías en un pequeño cuarto con flores en el balcón”."El hacer murales para mí es enmarcar todo en el saber dibujar", nos indica Rojas.En realidad, "no importa que sea chiquito o grande, sí sabes dominar el espacio plástico, podrás dominar cualquier superficie", nos contó.Rojas pertenece a una generación de artistas jóvenes como Martanoemí Noriega, Daniel Velásquez y Zaratí Linares, que rondan o tienen menos de 30 años de edad, son académicos y gustan de la realización de murales.En el caso de Rojas ha realizado tres murales en interiores y uno en exteriores, el de Catedral.Los de interiores los hizo en el centro de arte y diversión la Casona, fueron dos en el 2009 y uno en el 2008.El primero se dedicó a un paraíso custodiado por un ángel que nos regala una rosa.Este se pintó para la inauguración de la Casona por encargo, pero con tema abierto a gusto del autor.Los otros dos restantes los elaboró Rojas con la finalidad de expresarse acerca de un tema en especifico, pero de una forma creativa.Uno se denomina "Darwin es re evolución o Darwin evoluciona" una pared gigantesca, en el que la ciencia y la civilización se mezclan entre colores y mensajes.La creación en mural más reciente de Rojas la hizo para la apertura de su exposición "Entre caras y orejas", actualmente en exhibición en la Casona, y en este personifica a otro genio, Einstein, que con su mirada lleva un mensaje de apertura a la muestra: "Anida algo en mi cabeza", cita la obra.Estos murales parecieran haber tomado siglos para su realización, dado el tamaño que tienen las paredes del Casco Viejo, que algunas veces superan los dos metros de alto, pero en realidad en la mayoría de los casos, le tomaron entre un día a dos al pintor.Esto añade Rojas fue por necesidad, ya que no le dieron más tiempo a la hora en que le contrataron.El secreto fue para él, el tener las técnicas para hacerlo y saber qué haría de antemano, como lo fue el ángel que vino a su imaginación mientras daba clases a niños humildes de Curundú.Pequeños que necesitan un regalo de amor, como la rosa que él les interpretó.En tanto, en el mural dedicado a Darwin y su re evolución, personaje que se alumbra por un foco, este proviene de los recuerdos de la niñez del pintor, quien vivía en una vivienda con poca luz en Calidonia en la que sobre- salía un foco.Los recuerdos de Rojas siempre los inserta en su trabajo, nos explica, "me inspiró en mi pasado y supongo que mi presente me inspirará en el futuro".