Bocas del Toro: "La ciudad en madera" está aprendiendo a vivir sin banano

Ese parece ser el lema en el que empiezan a creer los bocatoreños, al menos los de Isla Colón, a quienes los resultados de las negociaciones de la Puerto Armuelles Fruit Company y sus amenazas de cierre, no les han robado el sueño.

.

.

Están aprendiendo a ocuparse en otras actividades.

Y es que en esta ciudad, en donde aún se respira el aire caribeño que influenció su arquitectura de madera por allá por 1900 y que hoy conserva, se observa el sentido progresista que lo distinguió para esta época.

Bocas del Toro adquirió relevancia desde el siglo XIX, cuando se inicia la comercialización del banano en Panamá, a manos de la United Fruit Company, hoy Bocas Fruit Comany.

La ciudad del marisco, el buen sazón y descendencia afroantillana, fue sede para entonces a los consulados de Costa Rica, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y Francia.

Es precisamente esa preponderancia en la realidad nacional la que ha llevado hoy a sus habitantes a esmerarse en otras ocupaciones, frente a un evidente revés en los ingresos producidos por el banano a nivel internacional.

Dispuesto para practicar béisbol, justo al mediodía, encontramos en Isla Colón a Luis López, director regional del Instituto Panameño de Turismo, quien apuesta actualmente por el desarrollo de la actividad turística como garantía de mejores días para los lugareños.

Los vientos conocidos como recesión económica, no han dejado de soplar por esos lares, aunque según López, ésta se sintió en los meses de mayo, junio y la primera mitad de julio, sin embargo, aclaró que la temporada baja de este año no es comparable a la del año pasado, ya que en el 2001 no han dejado de llegar visitantes a la isla.

Este promisorio panorama López se lo atribuye, en alguna medida, a la iniciativa emprendida por la regional a su cargo desde el año pasado, cuando se divulgó en varios eventos feriales, las facilidades de esta región en el campo turístico, respecto a hoteles, transporte y restaurantes de la localidad, lo que según dijo, tuvo un efecto significativo en el sector.

IDEAS PARA UN MEJOR TURISMOUna idea mal concebida es la frase "Bocas del Toro es caro", considera López, quien en tono convincente sostiene que el error fundamental para quienes visitan ésta y otras áreas, es no dirigirse a los sitios en donde se les instruya sobre las comodidades del lugar (dónde comer más barato, dónde hospedarse y precios de las lanchas).

En Isla Colón, el Centro de Facilidades Turísticas (CEFATU) cumple con este propósito, sólo es cuestión de "seguir los patrones e ir donde está la información".

López explicó que esta información es vital para quienes eligen la isla como destino, debido a que en términos de dinero, conviene más que un turista con un presupuesto reducido, por desinformación "se gaste B/.

100 en un día y decida irse".

.

.

Lo ideal es que "se quede seis y gaste B/.

400".

De los "tips" para un turismo más efectivo a lo que alude López, han tenido participación también expertos argentinos y chilenos enviados por la Organización de Estados Americanos (OEA) a Panamá, para identificar en el país las áreas de potencial turístico, de eso hace ya algún tiempo, lo que ha significado un impulso de gran envergadura, puesto que se limitaron nueve zonas que se diagnosticaron para su explotación.

Sin embargo, lo logrado corre peligro si no se aúna al esfuerzo de entidades como el municipio, de ello es consciente la autoridad del IPAT.

Fue enfático en asegurar que "los gobiernos locales en Panamá no apoyan en nada el desarrollo turístico", pues hay normas que dependen estrictamente, en este caso, del municipio, que son pasadas por alto y al "IPAT no le corresponde hacer las leyes".

Al llegar a Isla Colón, una marejada de nativos interesados en el traslado en lancha a las islas vecinas, a diferentes y muy variados precios, nos recibió, no obstante, a pesar de que en el común de los panameños el sábado después de mediodía, es casi obligatorio obviar el trabajo, allá las construcciones no cesan, la actividad hotelera es constante y la llegada de turistas, característica.

Unos hacían una pausa para saciar el hambre, pero los otros, en medio de un sol agotador, disponían las maderas de los nuevos edificios, promocionaban artículos de buhonería o ponían a disposición de los transeúntes unas frías pipas recién abiertas.

MUJERES COMERCIANTESMientras en esta isla la visita diaria de turistas nacionales y extranjeros no es nada extraordinario, para Pueblo Nuevo, una comunidad indígena a más de una hora de Almirante, la llegada del propio legislador de circuito y la Presidenta, sería todo un acontecimiento.

Sin embargo, el abandono de las autoridades no ha sido motivo para que sus residentes no se hayan esforzado por enfrentar la difícil situación que acarrean caminos intransitables que impiden la salida de sus productos para la venta, o la falta de recursos para que sus hijos asistan a la escuela, o la carencia de infraestructuras de salud adecuadas, en fin, a pesar de lo anterior, una industria manufacturera de productos típicos indígenas empieza a despegar en esta región.

Eulalia Castillo, una lugareña de unos 35 años, lleva adelante junto con otras nueve mujeres, la confección de molas, naguas y chácaras, hasta ahora como una actividad más.

Pero la visita del equipo de