Etapa temida por los padres
Desde el punto de vista social, en esta fase hay una tendencia a sobreproteger más a las mujeres que a los hombres.
Jóvenes enamorados.
El enamoramiento es una de las etapas que más inquieta a los padres de adolescentes, ya que no quieren actuar de forma errada y crear distanciamientos con sus hijos por tratar a toda costa de evitarles sufrimientos.
Tal es el caso de Yoeilin Burgos, madre de un joven de 16 años, a quien le preocupa que su hijo cometa alguna equivocación por estar enamorado.
A su mente viene el recuerdo de aquella edad en la que ella también pensó que estaba flechada por cupido: "a los 15 años lo tuve a él pensando que estaba enamorada, pero ¿qué sabía yo del amor a esa edad?", termina cuestionándose.
Es importante que los padres comprendan que en esta etapa del desarrollo es totalmente normal que esto suceda debido a que los jóvenes se encuentran en una etapa de muchos cambios tanto físicos como psíquicos, indica la psicóloga Dayhana González.
Para los padres es difícil comprender qué es lo que pasa con sus hijos, para saberlo, investigadores de la Universidad College de Londres captaron imágenes de cerebros enamorados y concluyeron que ante la visión del ser amado, no solo se activan algunas zonas del cerebro, como el córtex anterior cingulado, que también responde al estímulo de drogas sintéticas produciendo sensaciones de euforia, sino que las áreas encargadas de realizar juicios sociales y de someter al prójimo a valoración, se inactivan, y nos vuelven "ciegos" de amor.
Por su parte, el psicólogo Osvaldo Mendoza explica que un adolescente "enamorado" es como un niño que esta entusiasmado con su maestra o un adulto enamorado de un personaje de la farándula.
"Hay ideales fantásticos de por medio que se entremezclan con la difícil edad de la adolescencia que no permiten tomar decisiones menos apresuradas", dice.
Añade que el enamoramiento es parte de la madurez, conlleva compromiso y tareas que - antes de los 25 a 35 años- usualmente no se han suplido.
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Temor sexualPara Mendoza, "mientras se trate el sexo como un tabú y una herramienta de coerción religiosa, seguirá siendo un arma de autolesión emocional a temprana edad".
Ante esta situación se les recomienda que se enfoquen en seguir en su papel de padres y tener claro que no son sus hermanos, tampoco sus amigos.
No obstante, no por esto dejarán de transmitir confianza y contención cuando sea necesario, siendo un apoyo incondicional para sus hijos, entendiendo que aunque no quieran, deben dar la oportunidad a la equivocación y aprendizaje de las situaciones.
Otro punto que se debe tener en cuenta es que si no se logró ambientes sanos de comunicación con sus hijos desde pequeños, les costará mucho trabajo tratar estos temas en la adolescencia.