"Cuando Tyson Flury escuchó la cuenta de cinco, abrió los ojos"
El árbitro Jack Reiss fue consultado por supuestamente haber dado más tiempo a Tyson Flury de la caída que sufrió durante el combate contra Deontay Wilde.
Jack Reiss levanta las manos de Tyson Flury y Deontay Wilde. Foto AP
Jack Reiss, el tercer hombre en el ring durante la pelea por el título de los pesos pesado entre el británico Tyson Flury y Deontay Wilder el pasado fin de semana en Los Angeles, recordó el último asalto de esa intensa refriega que terminó empatada después de doce emocionantes asaltos.
"Ambos se movieron a la ronda 12 cansados pero no extremadamente heridos. Cuando (Fury) fue golpeado y cayó con fuerza, fue una caída increíble", expresó Reiss en una entrevista con SiriusXM.
"Cuando bajé a contar… no sólo bajé, me moví para que él pudiera ver mi mano y escuchar mi voz. Cuando dije tres, cuatro… estaba haciendo una mueca, sus ojos y sus mejillas, estaba haciendo una mueca, así que supe que estaba despierto y luego, cuando dije cinco, sus ojos se abrieron de golpe como si lo sobresaltara", agregó Reiss.
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Finalmente, Flury no perdió por nocaut, sin embargo, la pelea terminó empatada en las tarjetas de los jueces, aunque esa decisión no fue del agrado de ninguno de los dos gladiadores.
“Se dio la vuelta y se levantó y dijo: ‘Estoy bien, Jack, estoy bien’ o lo que sea que haya dicho. Le dije: ‘¿Quieres continuar?’, Él dijo que sí y puso sus brazos sobre mis hombros. Alejé sus brazos y dije que camináramos hacia allí. Lo hizo y lo dejamos ir”, cerró el árbitro.
El árbitro fue consultado por las críticas que recibió de algunos conocedores del boxeo y hasta de fanáticos quienes consideraron que le dio mucho tiempo a Flury para recuperarse.
“El conteo de 10 no significa 10 segundos”, señaló Reiss quien añadió: “Es la oportunidad del árbitro para asegurarse de que el boxeador que está lastimado pueda defenderse inteligentemente porque estás a punto de permitir que un hombre salga disparado por el ring y termine a este hombre”.
El árbitro explicó que “cualquier borracho puede caminar en línea recta. Los médicos nos enseñaron que es difícil esconder las cosas cuando tienen que cambiar de dirección. Eso es lo que estaba haciendo”, concluyó.