Españoles, a favor de una solución dialogada en disputa por Cataluña
El presidente regional de Cataluña, Carles Puigdemont, ha dicho que va a implementar los resultados del referéndum de secesión ganado por el sí; el Gobierno de España considera ilegal la consulta.
Españoles, a favor de una solución dialogada en disputa por Cataluña
Miles de ciudadanos vestidos de blanco salieron ayer a las calles de las principales capitales españolas para pedir que el Gobierno español y el catalán busquen una solución dialogada para poner fin a la tensión provocada por el desafío independentista en la región de Cataluña.
La iniciativa, promovida desde las redes sociales por la plataforma "Hablamos?", congregó a millares de personas ante los ayuntamientos de toda España, con Barcelona y Madrid a la cabeza, para solicitar sensatez y recuperar la vía política tras la consulta secesionista del 1 de octubre, y a falta de 3 días para el pleno del Parlamento catalán en el que previsiblemente se debatirá sobre la declaración unilateral de independencia.
En la plaza Sant Jaume de la capital catalana, donde se localizan las sedes del ayuntamiento y el Gobierno catalán, se escucharon proclamas como "el pueblo catalán no quiere división", "sí se puede" o "queremos hablar", todo ello en un tono pacífico y sin exhibir banderas.
Aunque no había sido convocada por ningún partido, a la concentración acudieron representantes del Partido Socialista de Cataluña (PSC), entre ellos, su líder, Miquel Iceta, quien reclamó una solución desde la negociación y sin "decisiones unilaterales".
Los catalanes de Francia viven con inquietud lo que sucede al otro lado de los Pirineos y aunque mayoritariamente son contrarios a la independencia, albergan un sentimiento de solidaridad y envidia por la forma en la que han mantenido una identidad que en el norte se ha diluido.
"El independentismo es minoritario en la Cataluña del norte", reconoce el responsable del partido "Oui au Pays Catalan", Jordi Vera, un conglomerado de movimientos que obtuvo 6,000 votos en las legislativas de junio.
Eso no quita que, en los últimos días, muchos habitantes de la región, el histórico Rosellón, tengan un sentimiento de solidaridad y preocupación que reconoce el propio alcalde de Perpiñán, la capital, Jean-Marc Pujol.
El diario L'Indépendant, el único local, dedica tres o cuatro páginas diarias al "procés", y la redacción local de France 3, la televisión pública regional, presta especial atención a lo que sucede en la Cataluña española.
"La gente lo vive como algo cercano, porque no dejan de ser catalanes, aunque nadie cree que eso pueda afectar directamente a sus vidas", asegura el director del Instituto Catalán Transfronterizo, Alá Baylac Ferrer.
"Los catalanes del norte abrazan las causas de los del sur casi por defecto, por solidaridad, pero también porque es el único reflejo de su identidad", indica el historiador Nicolas Berjuan.
Como otros especialistas, este estudioso de lo catalán en Francia cree que, a diferencia de lo sucedido en España, el catalanismo galo "se diluyó por la potencia de un Estado fuerte que les daba más beneficios que problemas".
"España estaba en decadencia y catalanes percibían a Francia como una potencia", dijo Berjuan.