Otilia Arosemena de Tejeira, de la Mujer de las Américas a la Mujer del Centenario

"La que se queda entre las cuatro paredes de su casa nunca podrá conocer el mundo y terminará sola".

Esta era la frase que siempre decía Otilia Arosemena de Tejeira a sus compañeras y amigas incitándolas a enfrentar los desafíos de una cultura machista que tenía sumergida a las mujeres en las primeras décadas de la República.

Su destacado trabajo en diferentes facetas de la vida nacional la hicieron merecedora de innumerables premios y distinciones.

Hoy, Otilia Arosemena de Tejeira es galardonada con la más alta distinción al ser reconocida como la "Mujer del Centenario", por la Asociación de Mujeres Universitarias, organización que fuera fundada por ella misma a inicios de la década de los cuarenta.

Quienes la conocieron, reconocen su invaluable labor en favor de los derechos humanos, la educación y la superación de la mujer latinoamericana pues sus proyecciones rompieron las fronteras llegando a impregnar de sus convicciones a mujeres de otras latitudes.

Ana Mora de Wakeland, presidenta de la Asociación de Mujeres Universitarias de Panamá (AMUP) y discípula, señala: "Ella ayudó a conformar lo que hoy es la República de Panamá, trabajando en áreas de los derechos humanos y otras actividades que fortalecieron la democracia en el país".

Lamenta que esta importante mujer no ha sido reconocida justamente por la sociedad panameña, puesto que como persona valiosa hizo mucho por la mujer panameña y latinoamericana, razón por la cual debe dársele mayor importancia a su obra.

Otilia Arosemena es la primera mujer que en Panamá sale a las marchas y lleva a sus compañeras a las manifestaciones en las calles.

Valientemente se expone a situaciones difíciles, rompiendo los esquemas en los que se encontraba confinada la mujer panameña de llevar sus luchas a través de métodos tradicionales y las saca de esta situación para conseguir el voto para el sexo femenino y una serie de derechos en la parte civil.

Desafió los esquemas de su época, reconoció que era su misión y de la mujer transformar la realidad de sus semejantes a través de un ejemplo de vidas activa y servir de modelo para las generaciones que preceden, construyendo con valentía un legado que heredó a las generaciones dejando un pensamiento y fuente de inspiración por el trabajo realizado a lo largo de su vida.

En su vida familiar fue una dama ejemplar.

Se le veía siempre con un escenario intelectual muy profundo, combinando su vida y rol familiar como madre con el de una familia que la acompañó y la apoyó en la producción de sus libros y ensayos sobre la situación social de Panamá.

Así lo manifiesta su hija Otilia Tejeira de Koster quien la recuerda como una madre dedicada a sus hijos y a la atención de su hogar sin descuidar ninguna de sus labores.

En 1967 la Organización de Estados Americanos (OEA) la distingue como "Mujer de las Américas", máxima condecoración que este organismo otorga en esta categoría, además de haber sido distinguida en Panamá con las órdenes Vasco Núñez de Balboa y Manuel Amador Guerrero en grado de Gran Cruz, así como la orden Manuel José Hurtado por su destacada participación y dedicación a la educación.

Su éxito profesional la llevó también a ocupar cargos en la UNESCO por más de 20 años, entre ellos el de secretaria y vicepresidenta de la Comisión Nacional de la UNESCO en Panamá, representando al país ante el organismo por mucho tiempo y en 1962 se convierte en miembro del Comité Ejecutivo desde 1962-1968.

Pero allí no termina su vida pública, ya que llega a ser presidenta y representante por Panamá ante el Comité Interamericano de Mujeres de la OEA, y durante sus últimos años de vida fue presidenta del Comité Panameño de los Derechos Humanos, labor que efectúa en los años 80.

Es importante destacar que Otilia Arosemena es reconocida actualmente como una de las mejores ensayistas que tiene el país y muchos lugares del mundo, al escribir sobre los problemas que aquejan a la humanidad y sobre la situación social de Panamá y del mundo.

Entre las obras más importantes se destacan Nacimiento, Criterio, Reflexiones Sobre la Educación Panameña (un ensayo donde se plasman ideas modernas sobre la educación).

Su obra maestra es conocida como las aulas doradas.

A los 18 años se gradúa de maestra en la escuela Normal de Institutoras y posteriormente obtiene grados de licenciatura y maestría en Ciencias de la Educación.

No conforme con ello, se va a la Columbia University de Nueva York a especializarse y retorna al país en los años 30 iniciando movimientos educativos, nacionalistas y feministas como lo hizo también su compañera Clara González de Behringer.

Fue la primera mujer decana en Panamá.

Otilia Arosemena de Tejeira fue elegida en 1967 para este cargo ocupando por 17 años la jefatura de la Facultad de Filosofía, Letras y Educación, desde donde proyectó una visión nueva de la educación en el país, revolucionando esta actividad.

Su hija Otilia Tejeira de Koster considera que su mayor obra estuvo enfocada a la educación, "esta fue su más grande preocupación y su sueño era mejorarla cada día más".

De igual forma, Ana Mora de Wakeland afirma que su lucha fue comprometida con la educación y la superación académica de la mujer, defendiendo sus derechos, batalla que la lleva a encontrar eco en América Latina.

Tuvo mucho que ver con la reforma educativa panameña, ya que se sumerge en este tema llevando ideas de cambios en la educación explicando en su obra "Reforma Educativa Panameña" cómo debía cambiar el sistema de enseñanza y cómo nos estábamos yendo por el despeñadero.

Hoy debemos reconocer que por no adoptar estas sugerencias, estamos sufriendo en la educación una serie de problemas, reconocen muchos especialistas.