Una mezcla de siamés con persa

Este minino, con sus pequeños guantes blancos, ha sido la fuente de inspiración de las leyendas más bellas acerca de la historia de gato alguno, y por su denominación de “gato sagrado.

”Antecedentes.

Su historia es un misterio, se dice que unos monjes budistas regalaron un par de ejemplares a unos viajeros europeos en 1919.

También cuentan que es un cruce realizado en Francia en los años 20 entre un siamés y un persa bicolor.

Cualquiera que sea su verdadero origen, fue en Francia donde se reconoció esta raza por primera vez en 1925.

Esta raza fue prácticamente desapareció de Europa durante la Segunda Guerra Mundial; actualmente hay muy pocos ejemplares en el continente.

Leyenda.

Se dice que durante una batalla en un templo, un gato puso sus patas sobre su dueño, un monje budista agonizante.

Entonces los ojos amarillos del gato se tornaron azul zafiro, y sus extremidades adquirieron el color de la tierra, mientras que la parte que había rozado la barba blanca de su dueño, seguía siendo de un color blanco inmaculado.

Característica.

Es un felino sexualmente precoz, ya que las hembras se reproducen a partir de los 7 meses y los machos desde los 8 a 9 meses.

Carácter: muy sociable, no le gusta estar solo, cariñoso, fiel y juguetón, tranquilo y muy inteligente.

Morfología: es de tipo intermedio entre siamés y persa, el tamaño es similar al primero, pero más robusto y macizo.

Cabeza: redondeada.

Nariz: tiene un tamaño intermedio entre siamés y persa.

Pelaje: es semilargo, sedoso, y con menos subpelo que el persa, más largo en el cuello y la cola, el blanco de sus llamados “guantes” debe ser puro.

Ojos: azul zafiro, y esto es lo que lo identifica.

Hocico: es bastante corto.

Colores: la coloración es típica del siamés con el agregado que tiene los cuatro miembros “enguantados de blanco” (cubre las falanges) al nacer las crías de este felino son total mente blancas.

Las marcas del tipo siamés aparecen aproximademente a los 2 ó 3 meses de vida.