Salario mínimo y desigualdad

La mayor parte de los panameños quieren aumentar su bienestar financiero, social y emocional, pero últimamente Panamá ofrece pocas opciones para superarse, por lo que la corrupción tiene mayor atractivo. Por ejemplo, si un funcionario público gana 500 dólares, pero para poder comprar la canasta básica necesita 700 dólares, será proclive a la corrupción, sin importar lo que esté escrito en la ley.

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Se podría esperar que los funcionarios públicos exijan sobornos, especialmente en una sociedad donde el cumplimiento de la ley y la persecución del delito de corrupción no prevalece. No es que el inspector sea mala persona en su naturaleza, pero las circunstancias de la "estanflación" lo llevan a tomar decisiones difíciles para sobrevivir.

La corrupción en Panamá es cuestión de supervivencia y el país que no ha podido mejorar el índice 36 de percepción de corrupción anual de Transparencia Internacional, enviando un mensaje desalentador para los inversores. La puntuación promedio del mundo es 43 y la de Panamá no ha podido escalar de 36 en el último lustro.

La economía ortodoxa rechazó siempre la conveniencia de aumentar los salarios mínimos porque encarecía el precio del trabajo y llevaba inexorablemente a una disminución de la demanda de este factor, sin embargo; las investigaciones de Card y Krueger en 1994 contribuyeron de forma decisiva a generalizar una nueva forma de razonar y puso contra las cuerdas a la hipótesis de mercados y de que pudiera hablarse de la "ley de demandas".

En 1994, David Card y Alan Krueger publicaron en American Economic Review, que los hechos eran muy diferentes a lo previsto en la teoría, pues -utilizando datos reales- habían podido comprobar que el aumento de salario mínimo de Nueva Jersey no había provocado las pérdidas de empleo que supuestamente estaban asociadas a un aumento en el precio del factor trabajo. El hito más emblemático del artículo fue la llamada revolución de la credibilidad, que ha permitido a los economistas aborden los problemas de causa-efecto.

Las conclusiones del premio nobel de 2021 fueron que los aumentos moderados del salario mínimo tienen un efecto nulo o muy escaso en el empleo y en el 2012, Dickens, Manning y Butcher expusieron que el aumento del salario mínimo modifica el equilibrio general de la distribución salarial y, por tanto, todos los salarios suben. Otros hablan de "punto de referencia" de la percepción de equidad.

Stiglitz afirma que los mercados tienen un rol que son configurados por la política y en países en vías de desarrollo, con su cuasicorrupto sistema de financiación de las campañas políticas y su sistema de puertas giratorias entre el gobierno y los empresarios donantes de campañas, la política es configurada por el dinero". La desigualdad no es un desastre natural, sino la consecuencia de unas políticas deliberadas.

Un estudio realizado conjuntamente por la OECD, la OIT y el Banco mundial concluye que la productividad ha crecido en más de un 15% entre 1999 y 2013, mientras que la participación del trabajo en la riqueza producida ha descendido en todas las economías avanzadas entre 1970 y 2013.

La reducción de salarios no suele producirse de manera directa, sino por la sustitución de trabajo caro por otro de menor precio. Hace unos años un estudio sobre el empleo de Estado Unidos mostró que las reducciones de planilla de las grandes empresas solían compensarse con la contratación de nuevo personal en categorías inferiores.

Una de las causas fundamentales del aumento de la desigualdad ha sido el retroceso experimentado por esa parte mayoritaria de la sociedad que son los trabajadores, tanto con respecto a las condiciones en que ejercen su actividad como en la remuneración.

Ojalá se dé un aumento moderado del salario mínimo para tratar de disminuir la corrupción y disminuir la marcada desigualdad panameña que trae hambre y pobreza al pueblo.

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