Tormenta perfecta
Que pasara cuando a efectos del crecimiento exponencial de una población cada vez más empobrecida no haya los recursos para regalar.
Tormenta perfecta
Todo muestra que a quienes toca dirigir los destinos del país se pierden cada vez más en una maraña de mensajes disonantes, haciendo bulla, dejando una huella hueca que no transmite nada coherente, más bien generando todo tipo de especulaciones que ningún bien le hacen a su propia gestión. Lideres sin liderazgo a quienes la sociedad les pierde la fe por gestiones que no terminan en nada concreto sino mas bien en explicaciones vagas que terminan en más especulaciones.
Al mirarnos los unos a los otros, encontramos gestos de extrañeza, un ceño fungido lleno de una incertidumbre en lo que se proyecta por parte de la gestión administrativa del país.
Echemos un vistazo a los acontecimientos de reciente data que impactan e impactaran el devenir de la vida nacional vislumbrando una posible tormenta perfecta donde el navío del estado navega sin rumbo definido como una embarcación que se dirige hacia aguas turbulentas donde los ciudadanos como marineros terminan ahogados por corrupción, desaciertos, falta de decisiones, improvisaciones o negligencia.
Así, tenemos la confección y aprobación de un presupuesto que adolece de un verdadero sustento, donde para cuadrar cuentas se hacen mano de más deudas en un país cuyos prestamos son para pagar planillas improductivas en vez de inversiones productivas. Peor aún, se desestiman prioridades como la educación y la ciencia dejando igualmente de lado las necesidades básicas efectivamente me nos preciadas con reducción en sus partidas.
Por otro lado, todo aquello que percibe el ciudadano como sus prioridades parece que no lo ven, queriendo palearlo con subsidios, sin que esto solucione el fondo del problema que no es mas que la capacidad que hay que darles a las personas para que a través del conocimiento produzcan.
Que pasara cuando a efectos del crecimiento exponencial de una población cada vez más empobrecida no haya los recursos para regalar. Lo que se regala no se quita, más el regalo debe ser capacitación a través de la educación. Si no paramos a tiempo estaremos en una debacle.
Que decir de una explosión social reciente cuyo detonante no ha sido mas que el efecto de una chispa que hizo explotar esa insatisfacción producto de la improvisación e incumplimientos de promesas que pareciera nunca estuvieron de ser atendidas ni cumplidas. Productos de esta situación se lleva a cabo un diálogo de sordos donde unos quieren imponer sus posiciones dogmáticas y otros no saben cómo atender el hecho histórico que se presenta, finalmente quedando todo en nada, desaprovechándose una oportunidad para corregir y en rumbar.
Una seguridad social en estado crítico, en cuidados intensivos, donde teniendo el diagnóstico y los insumos necesarios para atender al paciente se deja todo para después como si un enfermo pudieras esperar y se fuera a curar solo. Una negligencia expresa de tal magnitud que todos los involucrados parecieran no importarles un comino nada mas que la mal llamada perdida de capital político. Los grandes hombres y mujeres se alzan ante las adversidades con carácter y firmeza.
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Y ahora, para poner la cereza en el pastel, nos encontramos finalizando año con una situación que nos podría terminar de quitar valiosos recursos financieros. La situación de la mina de cobre, más allá de quien tiene la razón, es la crónica de un sistema de información opaco donde la población no ha sido informada ni participada de nada, teniendo ahora que soportar los efectos de leyes, concesiones y contratos de vieja data que fueron aprobadas por muchos que ahora son parte de la negociación.
Verdaderamente que hay que tener cara dura para decirnos que todo es por nosotros que se lucha. Todo lo anterior, así como otras muchas cosas deben ser atendidas con rigor y diligencia ya que la desatención de todas ellas si no se atacan con apremio, formaran parte de una tormenta perfecta que tendremos que afrontar.