Hedor en Casco Antiguo
Hedor en Casco Antiguo
Recientemente serví como anfitrión a distinguidos visitantes oriundos de Manizales, Colombia, quienes entre otros temas subrayaron sus valiosas impresiones posterior a intimar nuevamente nuestro Casco Antiguo, durante su segunda visita posterior a una década de ausencia, utilizando a Cartagena de Indias como punto comparativo de referencia.
Sus loables observaciones eclipsan aquellas del visitante primerizo, tomando en cuenta la comparación de un antes y después y su referencia a otra ciudadela semejante como lo es su homóloga del caribe colombiano.
Repasando el calendario, rememoremos que el Casco fue el corazón capitalino desde su fundación el 21 de enero de 1673, a raíz de la destrucción de Panamá Viejo por el corsario Henry Morgan, resultando el ápice istmeño durante casi 300 años, cuando a partir de la tercera década del siglo pasado, inicia el despliegue citadino hacia los extramuros de La Exposición y Bella Vista sumiendo al Casco en un estado de ruindad resultado del abandono de sus propiedades.
No fue sino hasta finales del siglo pasado, con la promulgación de la Ley 9 de 1997 que establecía incentivos para la restauración y preservación del Conjunto Monumental Histórico que se promovió la restauración de edificios, exigiendo la preservación de sus características originales, iniciando paralelamente el actual tufito.
Una docena de años posterior al inicio del proyecto, en nuestra columna del 20 de mayo de 2009 en el diario La Prensa, titulada El Casco Antiguo y sus Extramuros, resaltamos su rotundo fracaso: "… muchos de los propietarios jamás cumplieron con remozar o vender sus propiedades, según el cronograma del Plan Maestro. El juega vivo típico con la única finalidad de vender los inmuebles a precios más elevados mientras se reconstruían los bienes aledaños, incumpliendo la ley y perjudicando el entorno, nos ha dejado como consecuencia a un Casco Antiguo a medio palo."
Resaltábamos en aquel momento la ausencia de proyectos de valor agregado, entre otros el boceto del tranvía, iniciando en la Plaza 5 de Mayo, atravesando el Casco, despuntando hacia la Calzada de Amador. En múltiples entregas posteriores subrayamos la necesidad de exilar los múltiples despachos públicos del área para agilizar su plena transformación hacia una gema turística.
Cursando invitación, recibimos la visita del Sub-Secretario de Turismo de México en la Comisión de Turismo de APEDE, que me honraba presidir en 2011, nutriendo la savia turística del hermano país, en su presentación del exitoso programa de Pueblos Mágicos, implementado en 2001 con fantásticos resultados en la metamorfosis del turismo azteca, cambiando radicalmente la esencia de 127 destinos en la república mexicana, entre ellos San Miguel de Allende, Tlaquepaque y Tequila, maximizando su entorno para acoger a los 50 millones de visitantes anuales.
No era de esperarse la ausencia de funcionarios a pesar de nuestro insistente repicar de puertas, para la implementación del programa, no solamente en el Casco, sino también en otros magnetos del turismo a lo largo y ancho de la geografía istmeña.
Nuestros visitantes de Manizales cincelaron que a pesar de la integración de nuevos e importantes lunares, tales como el majestuoso hotel Sofitel Legends en el antiguo predio del Club Unión y la remodelación de la Catedral Metropolitana, persiste el ruinoso estado de un importante número de inmuebles, la manada de funcionarios públicos con carpetitas pululando entre visitantes y un sentido generalizado de desorden y basura por doquier.
¿Para cuándo lograremos el tan deseado cambio, posterior a casi 3 décadas de estériles iniciativas? Instan mentes creativas y líderes políticos con visión de un desarrollo efectivo e integral para maximizar nuestro enorme potencial turístico. ¡A gritos urgen!