Erika Ender fue esclava del secador y la plancha antes de abrazar la forma natural de su cabello
Erika Ender indica que por 22 años batalló con la forma natural de su cabello, vivió acomplejada sin saber cómo manejarlos y 'ompletamente ciega a sacarles el provecho'.
Erika Ender. Foto: @erikaender
Muchas mujeres han batallado consigo mismas debido a los estereotipos de belleza que han sido impuestos a lo largo de los años.
Dentro de esos estereotipos está como se supone que las mujeres deben llevar su cabello e incluso ha sido utilizado para definir a un individuo a simple vista.
La cantautora panameña Erika Ender comenta que antes de aceptar la forma natural su cabello fue esclava del secador y la plancha, herramientas que maltrataron por seguir la “norma” de lo que se veía bien.
Ender compartió un antes y después, en una luce un cabello lacio y en la otra sus rubios rizos. “LA ACEPTACIÓN. Antes de ser la de la derecha, fui la de la izquierda, por el simple hecho de no aceptar la forma en que la naturaleza decidió que fuera mi cabello”, escribió.
Indica que por 22 años batalló con la forma natural de su cabello, vivió acomplejada sin saber cómo manejarlos y “completamente ciega a sacarles el provecho”.
De pequeña sus compañeros se burlaban de sus rizos y la llamaban “trapeador” o “micrófono”. Explica que su personalidad fuerte la salvó, pero no fue un impedimento para que la molestaran en el colegio.
“En ese entonces no eran tan populares los productos para cabellos rizados y no encontraba quien supiera hacerme el corte correcto para lucirlo en todo su esplendor”, dijo Ender.
No fue hasta cuando llego a la edad adulta que Ender abrazó la forma natural de su cabello. “Y a raíz de eso, que puede parecer tan simple, pero es a la vez tan profundo, todo cambió en mí. Allí encontré mi verdadero yo, mi estilo, mi autenticidad y volví, lo que creí que era mi debilidad, en mi fuerza. Me mantuve fiel a mi esencia y mis valores, pero crecí desde adentro...”.
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Ender hace hincapié en que cuando nos libramos de los complejos, los cuales existen en la mente y en cómo te ves a ti mismo, las cosas cambian.
Enfatiza que, “el panorama toma otro color... Los horizontes se amplían. Porque lo que vemos en el exterior, no es más que el reflejo de lo que vemos desde el interior”.
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